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jueves, 18 de febrero de 2021

SOY EL LOBO – Cuentos infantiles – CUENTACUENTOS Beatriz Montero

GALERIA DE IMÁGENES










 

Los Hermanos Ayar

Los Hermanos Ayar con sus hermanas

Sobre la montaña Pacaritambo (doce leguas al noroeste de Cuzco) aparecieron los hermanos Ayar, después del gran diluvio que había desvastado todo.
De la montaña llamada "Tampu Tocco" partieron cuatro hombres y cuatro mujeres jóvenes, hermanas y esposas de ellos a la vez.
Eran Ayar Manco y su mujer Mama Ocllo; Ayar Cachi y Mama Cora; Ayar Uchu y Mama Rahua y finalmente, Ayar Auca y su esposa Mama Huaco.
Viendo el estado de las tierras y la pobreza de la gente, los cuatro hombres decidieron buscar un lugar más fértil y próspero para instalarse. Llevaron con ellos a los miembros de diez Ayllus (organización inca que agrupaba diez familias) y se dirigieron hacia el sudeste.

Pero un primer altercado se produjo entre Ayar Cachi, un hombre fuerte y valiente, y los demás. Sus hermanos lo celaban y quisieron matarlo. Con ese plan, le ordenaron volver a las cavernas de Pacarina (se llama así, en quechua, al lugar de los orígenes) a buscar semillas y agua.
Ayar Cachi entró en la caverna de Capac Tocco (ventana principal de la montaña "Tampu Tocco") y el sirviente que lo acompañaba cerró con una gran piedra la puerta de entrada... Ayar Cachi jamás pudo salir de allí.
Los siete hermanos y hermanas restantes, seguidos de los ayllus, prosiguieron su camino y llegaron al monte Huanacauri, donde descubrieron un gran ídolo de piedra con el mismo nombre. Llenos de respeto y de temor frente a este ídolo, entraron al lugar donde se lo adoraba.
Ayar Uchu saltó sobre la espalda de la estatua y quedó enseguida petrificado, haciendo parte en delante de la escultura.
Aconsejó a sus hermanos de seguir el viaje y les pidió que se celebre en su memoria la ceremonia del Huarachico, o "iniciación de los jóvenes".


En el curso del viaje Ayar Auca fue también convertido en estatua de piedra, en la Pampa del Sol. Ayar Manco, acompañado por sus cuatro hermanas, llegó a Cuzco donde encontró buenas tierras; su bastón se hundió con facilidad pero no pudo retirarlo sin esfuerzos, lo cual era una buena señal. Entusiasmados conr el lugar decidieron quedarse allí.
Ayar Manco fundó entonces una ciudad, en nombre del creador Viracocha y en nombre del Sol. Esta ciudad fue Cuzco (ombligo, en quechua), la capital del Tahuantinsuyo (imperio de las cuatro provincias).




Fuente: 
http://www.americas-fr.com/es/civilizaciones/leyendas/ayar.html








El Cóndor y la muchacha, leyenda peruana

 


Cuenta la leyenda que en un pequeño pueblo del altiplano del Perú habitaba un hombre que profesaba un gran amor por su hija, la cual le acompañaba en sus tareas diarias, sobre todo cuando iba a alimentar a sus animales. La muchacha comenzó a recibir las visitas de un apuesto joven, que siempre vestía camisa blanca, traje negro y sombrero a juego, y con el tiempo se hicieron buenos amigos.

Un día, mientras los animales pastaban plácidamente, el muchacho pidió a la joven que lo levantase y lo lanzase al aire, y que luego sería él quien la lanzase a ella. Ante la sorpresa de la muchacha, ésta consiguió remontar el vuelo, oportunidad que el extraño joven aprovechó para llevarla a su nido, ya que el muchacho era un cóndor que había conseguido disfrazarse de humano. Allí vivió la joven durante dos meses, alimentada con carne, hasta que  finalmente ambos se convirtieron en pareja, llegando incluso a tener un hijo.

Pero la añoranza de la muchacha por su padre y sus animales se hacía cada día más insoportable, así que trató de convencer a su pareja para que le permitiese volver a casa, a lo que el cóndor se negó rotundamente. Desesperada, la muchacha vio un día a un picaflor que buscaba néctar cerca del nido del cóndor, y le pidió ayuda para escapar. El picaflor le dijo que no se preocupara, que esa misma noche iría a ver a su padre y le diría dónde estaba, para que éste pudiese venir y rescatarlas a ella y a su hijo. A cambio de tal favor, el picaflor podría quedarse todas las flores del jardín que la joven tenía en casa.

Durante esa noche, el picaflor cumplió su palabra, y tras contar al anciano sobre el paradero y la situación de su hija, ambos emprendieron el camino hacia el barranco donde estaba el nido del cóndor. Durante el viaje, el picaflor explicó al anciano que necesitarían de un burro viejo y dos sapos, si querían recuperar a la joven.

En primer lugar, depositaron al pobre burro en el fondo del barranco y esperaron a que el cóndor se acercase a comer. Una vez que el cóndor estuvo distraído con su cena, el anciano y el picaflor bajaron a la muchacha y a su hijo, dejando en su lugar los dos sapos que habían traído, antes de escapar silenciosamente.

mEntonces el picaflor volvió junto al cóndor y usando su mejor interpretación le dijo con voz de asombro que su mujer y su hijo habían sido transformados en sapos, por algún tipo de extraño maleficio. El cóndor emprendió veloz el regreso a su nido, donde encontró a las dos verdes criaturas, y tan afectado quedó por el dolor y la sorpresa que decidió vivir como cazador solitario el resto de sus días.

Mientras tanto, el picaflor obtuvo la bendición para tomar del jardín familiar todo el néctar que quisiera, en agradecimiento a su ayuda.



Fuente:

https://sobreleyendas.com/2013/02/11/el-condor-y-la-muchacha-leyenda-peruana/ 



miércoles, 17 de febrero de 2021

EL ZORRO Y EL CUY

Alguien, un desconocido hacía destrozos en una chacra, de noche.
Esto sucedió hace mucho tiempo.
Las plantas amanecían rotas y a medio comer. Entonces, el dueño de la chacra construyó una trampa, la puso en el lugar adecuado y esperó atento, sin cerrar los ojos en ningún momento. A la media noche escuchó unos gritos; alguien había caído en la trampa.

-Era un cuy grande y gordo. El dueño lo amarró a una estaca y regresó a su casa. -Mañana temprano hiervan agua para pelar un cuy. Almorzaremos cuyecito - les dijo a sus tres hijas, antes de irse a acostar. El cuy, amarrado a la estaca, forcejeaba y mordía inútilmente la soga.
Y, así lo encontró un zorro que pasaba por allí.

- Compadre - le dijo el zorro - ¿Qué has hecho para que te tengan así? -Ay, compadre, si supieras mi suerte -le dijo el cuy -. Yo enamoraba a la hija más gorda del dueño de esta chacra y ahora él quiere que me case con ella. Pero esa joven ya no me gusta.


También quiere que aprenda a comer carne de gallina que a mí me da asco. Así le mintió el cuy. Después, haciéndose el sonso, exclamó el muy ladino: - Creo que a ti sí te gusta la carne de gallina. - A veces, le dijo el Zorro, también haciéndose el sonso. -¿Por qué entonces no me desatas y te pones en mi lugar? Así te casarás con una joven gorda y comerás carne de gallina todos los días. -Te haré ese favor, compadre - le dijo el zorro. Al día siguiente, muy temprano, cuando el dueño de la chacra vino a llevarse al cuy, encontró al zorro.

- ¡Desgraciado! ¡Anoche eras cuy y ahora eres zorro! Igual te voy a zurrar - dijo el dueño dándole latigazos.

- ¡Sí me voy a casar con tu hija! ¡Te lo prometo! También te prometo que comeré carne de gallina todos los días- gritaba el zorro. Al oír este atrevimiento, el dueño lo azotaba con más fuerza, hasta que en una tregua de la tunda, el zorro le explicó toda la mentira del cuy. El dueño se puso a reír y después lo soltó, un tanto arrepentido de haber descargado su ira en otra persona. Desde ese día, el zorro comenzó a buscar al cuy. Quería cobrarse la revancha de todos los latigazos que recibió del chacarero.

Un día se topó con él y pensó que había llegado la hora de la venganza. El cuy, viendo que ya no podía huir se puso a empujar una enorme roca y el zorro se le acercó para cumplir su cometido; pero, el cuy reaccionó:

- Compadre zorro - le dijo - a tiempo has venido. Tienes que ayudarme a sostener esta roca.
La santa tierra se va a voltear y esta roca puede aplastarnos a todos. Al comienzo el zorro dudaba, pero la cara de asustado que ponía el cuy terminó por convencerlo.

Y empezó a ayudarlo, es decir, a sostener la gigantesca roca. Después de un rato, el cuy le dijo: - Compadre, mientras tú empujas yo voy a buscar una piedra grande o un palo para acuñar esta roca. Paso un día, dos días, y el cuy no volvía con la cuña. El zorro ya no podía más. "Soltaré la roca aunque me mate", pensó. Dio un salto hacia atrás, pero la roca ni se movió.

- Otra vez me ha engañado- dijo-. Pero, ésta será la última porque lo voy a matar. Día y noche le siguió el rastro hasta que lo encontró junto a un corral abandonado. El cuy lo vio de reojo, calculó que ya no podía escapar.

Entonces se puso a escarbar el suelo.

- Rápido, rápido -decía como hablando para sí mismo -. Ya viene el juicio final, va a caer lluvia de fuego.

- Bueno, compadre mentiroso, hasta aquí has llegado - le dijo el zorro-. Te voy a comer.
- Está bien, compadre - le dijo el cuy- pero ahora hay que hacer algo más importante.

Ayúdame a hacer un hueco porque va a llover fuego. El zorro se puso a ayudar. Cuando el hueco ya estuvo hondo, el cuy saltó dentro de él.

- Échame tierra, compadre zorro - le rogaba el cuy-. Tápame por favor, no quiero que me queme la lluvia de fuego.
El zorro, asustado, le contestó: - Viendo bien las cosas, tú eres menos pecador que yo. A ti no te castigará demasiado la lluvia de fuego. Mejor entiérrame tú.

- Tienes razón compadre. Cambiemos, pues, de lugar - le dijo el cuy, saliendo del hueco. El cuy no solamente le echó tierra, sino también, ortigas y espinas. Y mientras lo tapaba iba diciendo:

-¡Achacau, achacau, ya empezó la lluvia de fuego! Cuando terminó, se limpió las manos y se fue riendo. Pasaron los días y dentro del hueco el zorro empezó a sentir hambre.
Quiso sacar una mano y se topó con las ortigas.

- Achacau- dijo-. Deben ser las brasas de la lluvia de fuego Guardó su mano y esperó. Días después, el hambre le hizo arriesgarse: salió entre el ardor de la ortigas y los pinchos de las espinas. Vio que afuera todo seguía igual.

"Ya se habrá enfriado el fuego ", pensó. Estaba más flaco que una paja. Finalmente, se convenció de que había sido burlado, nuevamente. Lo buscó, entonces, sin descanso, día tras día y noche tras noche. Una noche que andaba buscando comida, encontró al cuy al borde de un pozo de agua. El cuy, al verlo, se puso a lloriquear.

-¡Qué mala suerte tienes, compadre! - le dijo -. Yo estaba llevando un queso grande, pero se me ha caído en este pozo. El zorro se asomó al pozo y vio en el fondo el reflejo redondo de la luna.

- Ése es el queso - le dijo el cuy. - Tenemos que sacarlo - dijo el zorro. - Hagamos esto, compadre: Usted entra de cabeza y yo lo sujeto de los pies. - Y así lo hicieron por un buen rato. El cuy, sosteniéndolo, le decía:

- Es usted muy pesado, compadre. Ya casi no puedo sostenerlo. Dicho esto, lo soltó. El zorro, gritando, cayó de cabeza al fondo del pozo. Así dicen que murió.


Fuente:

https://es.scribd.com/doc/79417479/El-Zorro-y-El-Cuy-Para-Ninos

IMPORTANCIA DE LA LECTURA EN LOS JÓVENES


Hoy en día, la mayoría de jóvenes en vez de coger un libro y empezar a leer, quieren jugar a la videoconsola o al teléfono móvil, cosa que bloquea el aprendizaje y los pensamientos. En cambio, la minoría de adolescentes que leen potencian su aprendizaje, su vocabulario general y las faltas de ortografía. La lectura potencia la imaginación y permite el desarrollo del pensamiento cognitivo e interactivo de cualquier lector. Es importante que los jóvenes lean al menos un libro al mes, porque les permite estimular su imaginación y su función cerebral. La importancia de la lectura en los niños es muy grande. Sobre todo, hay que darles libros juveniles interesantes para que lean mucho.

 Los jóvenes tienen que estar atraídos por un libro para que se tomen su tiempo para leer, ya que la lectura es una actividad que calma el estrés y la ansiedad, y hoy en día, muchos jóvenes padecen o estrés o ansiedad.

La lectura les puede ayudar en su rendimiento escolar, ya que mejora el vocabulario y minimiza las faltas ortográficas. También les ayuda a leer correctamente en voz alta, al análisis de los textos en general y al entendimiento cuando alguien les explica cualquier tema, asignatura, etc. La lectura ayuda a el rendimiento escolar en general, ya que, como he dicho antes, ayuda al entendimiento y eso les facilita el saber memorizarlo y entenderlo.

Hay que intentar que los jóvenes amen la lectura, pero no hay que mostrarlo como algo obligatorio, sino que hay que introducirlo como actividad de ocio. Hay que enseñarle a los jóvenes la importancia de la lectura en los jóvenes.

Es bueno también enseñar a como hacer un buen resumen y como hacer resúmenes para que sepan sintetizar en un futuro y analizar la información (ideas principales, ideas secundarias…).





Fuente: 

https://joveneslectores.es/importancia-de-la-lectura-en-los-jovenes/